Translator for all of us

English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German documentales Spain cartas de presentación Italian xo Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

segunda-feira, 24 de janeiro de 2011

Sobre amigos y caminos

Sobre amigos y caminos
El final de La semana llegó y aisladas del mundo nos tomamos uno de los famosos taxi-brouse para irnos  a relajar a las orillas del mar en Sambava. De Andapa salimos a las 3 de la mañana, pero el auto se rompió a menos de 2 km del hospital y tuvimos que esperar hasta las cuatro de la mañana que otro auto lo reemplazara. 
Todo el camino lleno de curvas interminables lo hubiésemos soportado bien,sino fuera el intenso olor a quemado que salía de algún lugar del auto. Yo le dije a Ros: Algo va mal en ese auto. A lo que ella me contestó: no te preocupes, es normal! Yo no le dije nada más, pero pensé: se vé que no conoce nada de autos. Jajaja
De todos modos llegamos bien a Sambava, y lo primero que hicimos fue correr al cyber más próximo en la prisa por tener noticias de la vida fuera de Madagascar y aunque el mar hermoso nos llamaba afuera, hay que entender que el aislamiento puede ser desesperante, por lo que lo hicimos esperar como a todo lo demás.
Después de largas horas navegando por el internet increíblemente lento dejamos nuestras cosas en un hotel y salimos a buscar un lugar confiable para comer. La única exigencia era que queríamos comer pescado. Así que entramos en el primero lugar que parecia limpio y nos quedamos. Pedimos el pescado y esperamos, después de 10 minutos vinieron y  nos sirvieron 2 pescaditos del tamaño de la palma de la mano de un enano  y dos porciones de arroz que podrían alimentar 20 hombres por una semana cada una. Completa frustración. Estoy segura de que si los discípulos le hubiesen presentado a Jesús tal cantidad de arroz en la montaña no habría necesidad de multiplicar siquiera un grano y aún así todos comerían y engordarían y aún sobraría para la cena.
Era viernes y, de vuelta al hotel, subimos al techo para recibir el sábado desde arriba.
Hay algunos momentos específicos en la vida en que las palabras son absolutamente dispensables y unos de esos momentos es seguramente el crepúsculo. El momento de La puesta del sol dispensa palabras. La extrema belleza del cielo explotando en colores demanda reverencia. Reverencia por la belleza, por el día que muere, por la obra suprema dEl artista mayor, por la vida que depende tan fuertemente de la fuente de luz que se esconde. Y, entendiendo eso, nos quedamos largo rato en silencio comiendo litchies y contemplando el cielo colorido del atardecer, sobre el techo del hotel.
Rubem Alves, mi escritor preferido, dice que el amigo es la persona con quien puedes compartir el silencio sin preocuparte con lo que decir en seguida. Y yo les puedo decir, seguramente, que aquella tarde disfruté un lindo momento de silencio con una amiga muy querida.
Los amigos son amables extensiones del hogar en los distintos lugares del mundo por donde pasamos, y Ros ha sido por 4 años la extensión peruana de mi familia en suelos ajenos. (Pero no le digan que yo dije eso.)
Después cantamos, leímos la bíblia y agradecimos al Señor por el día lindo que nos permitió vivir.
En la mañana del sábado fuimos a la iglesia y de esto no les puedo decir mucho porque hablaban malagassy y no les entendíamos, pero por lo poco que nos lograron traducir el sermón hablaba de ser extranjeros en la Tierra, ironico no?
Despues de almorzar cortamos 2 ananás, cargamos las mochilas con agua, nos pusimos ropa de baño y fuimos a saludar el grandioso Índico.
Ros ya me había dicho que no sabe nadar, pero no me contó que tiene pánico al agua. Jajaja Pie ante pie, muy despacio, como si pisase arenas movedizas, se acercaba al lugar donde las olas, ya completamente sin fuerzas, mojaban la arena, y si alguna le tocaba los pies gritaba: Auxílioooo!!!

No les tengo que contar que me reí hasta que no podía más respirar, cierto?
Mientras tanto, con mucha dificultad y después de un par de horas, cuando creo que se cansó de  bañarse de arena, le logré convencer a entrar un poco más al mar( agarrando mis dos manos). Creí que era un éxito, pero cuando la buena peruana dió el segundo paso y el agua cubrió sus tobillos se puso a gritar: me muero, me muero! Es muy hondo, me muero!
Se pueden imaginar una mujer de su tamaño gritando como una nena desesperada porque el agua le dá al tobillo? Yo no! Pero lo vi con mis  propios ojitos. Mi teoría es que sus hermanos la traumaron cuando era niña poniéndole agua en las frazadas mientras dormía, y de pronto gritaban: te mueres, te mueres, te mueres ahogada!  Algo como Dalila y Sansón pero sin los filisteos. Eso es lo que creo. De todos modos, nuestro éxito fue grande, porque al fin de la tarde logramos incluso que ella mojara la cabeza con la nariz tapada. Que tal, eh? Y lo más increíble, crean ustedes o no, es que no se murió!
En todo el camino hicimos nuevos amigos, tal vez esta es la parte más divertida de ser misioneras. Los amigos te escuchan, te hablan, te corrigen gramaticalmente, te enseñan nuevas palabras, te cuentan como transcurren sus vidas en otros lugares del mundo; y de esta forma en esta experiencia el mundo se hace cada vez más cercano. 

Bueno, para volver a Andapa nos tomamos es mismo taxi brouse que nos llevó a Sambava, llenísimo, apretadísimo! Pero, bueno, no había otra! Fuimos y para sorpresa general (o casi, porque ustedes ya se imaginan que pasó, no?) después de 2 horas de viaje el auto empezó a soltar un humo negro y tuvieron que pararlo, y todos tuvimos que bajarnos en medio de la ruta al sol hirviente del medio dia.
Ese lugar estaba inaccesible a la senial telefonica, asi que el conductor no podía llamar auxílio desde su celular y tendríamos que esperar a que algún auto pasara y llevara la noticia a Sambava o a Andapa y esperar que alguien viniera.
Nosotras, como si no tuviésemos ninguna experiencia en viajes, nos habíamos olvidado llevar agua y alguna comida, asi que mal nos bajamos y ya estábamos sufriendo. Nos sentamos bajo un árbol con la gente del taxi y miramos hambrientas mientras comían mangos suculentos sin lavar (porque estudiantes de medicina lavan sus frutas con hipoclorito de sódio o vinagre, y como nada de eso había, no comíamos simplemente jeje).
 Después de un rato descubrimos que había un pequeño negócio del otro lado de la ruta donde vendían gaseosas y galletas! Era nuestro oásis en el  medio del desierto! Nos pedimos 2 gaseosas. La vendedora nos avisó que no estaban frias , pero no fue completamente honesta. La gaseosa no solo NO ESTABA FRÍA! La gaseosa hervía! Fue la primera vez en mi vida que tuve que soplar una gaseosa para beberla.
Mientras el tiempo pasaba nos sentíamos más cómodas con toda aquella gente desconocida,y tan acogedora, y cuanto más nos acercábamos a ellos y ellos de nosotras menos extraños nos parecíamos unos a los otros.
No es frecuente que se vean blancos en las calles por aquí, por eso, la mayoría de los niños nunca vió blancos excepto en la televisión. Esa fue la razón por la que se empezaron a acercar, atraídos por la presencia de las dos blancas, “Vazá”, así nos llamaban, significa extranjero.  En poco tiempo eran muchísimos ninios, con sus panzitas gigantes llenas de parásitos, mirándonos con ojos curiosos desde lejos, y si nos acercábamos fugaban como si amenazados por un fantasma. Pero niños son siempre niños, no importando el color de su piel, o el idioma que hablen. La sencillez de sus corazones y la inocencia de la niñez hace posible el acercamiento, y no fue difícil vencerlos a esos pequeños.

Empezé una pequeña ronda, 3 niños y yo, y en pocos minutos eran tantos que la ronda se hizo gigante. Amigos, que momento lindo. Jugando con decenas de niños, no hacían falta las palabras, porque entre sonrisas y señales nos hallamos rodeados por la magia única de la infancia, deseé que mis amigos del grupo JABES estuviesen allá compartiendo aquél momento, pero con Ros ciertamente lo aprovechamos mucho.
Después de jugar, saltar, y rodar mucho tiempo tenía mucha sed y dije: coco! Porque habían palmeras altísimas cargas de coco alrededor del lugar y no me van a creer! Un niño salió y subió una palmera muy alta con un  cuchillo gigante, mientras yo cerré mis ojos y pedí a Dios que él no se cayera. Primero porque seria horrible que le pasara algo, después porque si se cae sacándome un coco me gritarían: Crazy vazáaaaa! Y no sé como me podría defender. Pero al final me derribó dos cocos fresquitos y bajó sin ningún problema! Que ricooooo estaba aquel coco!
Como recompensa les compré galletitas y distribuí a todos los niños, tres en cada mano. Una locura! Gritaban y extendían las manos. Pero en aquel momento me dolió el corazón. Me extendían la mano pidiendo galletas pero lo que realmente necesitaban no estaba en mi poder darles: Oportunidades! Yo deseaba darles más que galletas, deseaba posibilitarles un futuro mejor…

Cuando nosotras salimos de Sambava no imaginábamos que un viaje de 3 horas se converteria en uno de 8, y menos que tantas vidas se cruzarían a las nuestras o cuanto podríamos aprender del pueblo de Madagascar en tan poco tiempo.
El auto volvió a funcionar a las 5 de la tarde, y despedirnos fue bastante triste.. Nosotras teníamos el destino final, y veíamos como se bajaban uno a uno nuestros compañeros de viaje, pronunciando frases de despedida en muchos lenguajes. El adiós es una palabra difícil de pronunciar en cualquier idioma.
Karol e Ros

Um comentário: